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La asistencia recientemente a un interesante seminario titulado: Ciberdefensa: Internet y la Seguridad Nacional, organizado por Fundesco, y la lectura de una serie de libros que pudiéramos denominar de anticipación pero con gran base científica, ha dado pie a que me haga una serie de reflexiones que quisiera compartir.

Ya nadie puede dudar que estamos en una época llena de cambios en todos los aspectos de la vida. La información está siendo el vehículo que favorece esos cambios. A diferencia de otras épocas de la historia los cambios se aceleran y en gran parte llegan a todos los lugares del planeta.

Cambios en lo económico, en lo cultural, en lo social y en lo político. Estos indudablemente no llegan a todos los países con la misma intensidad variando ésta según las condiciones de vida y las infraestructuras de cada país.

Ya en 1978 en el famoso informe sobre la informatización de la sociedad que SIMON NORA y ALAIN MINC presentaron al Presidente de la República Francesa VALERY GISCARD D`ESTAING, advertían de la importancia de la información a la hora de favorecer el desarrollo y garantizar la independencia de un país.

En el momento que vivimos, la acumulación de información en unas pocas manos, algo muy fácil de reunir dada la facilidad de comunicación que existe, podría dar lugar a lo que DAVARA RODRÍGUEZ denomina dictadura tecnológica. Como bien dice, los sistemas de información a través de las redes de comunicaciones, apoyados en los almacenamientos masivos y en las técnicas de recuperación se pueden llegar a convertir en un instrumento de presión y control social.

La primera pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Existe ya, esa dictadura tecnológica?

Entendemos que, en cierto modo, sí; cada vez más información se encuentra en menos manos. La acumulación de datos en grandes almacenamientos y la facilidad con que se pueden cruzar y recuperar propician un crecimiento exponencial del valor de la misma que enriquece cada vez más a unos pocos.

La población internauta crece con rapidez, pero no nos engañemos, hay zonas del mundo donde prácticamente no existe y en los países en que está representada no son las clases menos pudientes las que más se benefician de la red.

Puede ser que esa nueva clase sea la que ejerza esa dictadura tecnológica sobre los demás a la que se refería DAVARA RODRÍGUEZ.

La segunda pregunta que podríamos hacernos es: ¿nos encontramos encima de un volcán, es posible una ciberguerra en el futuro?

ALVIN TOFFLER no excluye la posibilidad de violencia en el tránsito al mañana. Considera que muchos de nosotros somos conscientes de lo peligroso que es el mundo en que vivimos debido a la inestabilidad social y a las incertidumbres políticas que pueden desatar feroces energías aunque hay positivas diferencias entre el presente y el pasado.

No padecemos una guerra a nivel mundial desde hace más de medio siglo, y esto es muy positivo, pero vayamos a decirle eso a tantos seres que diariamente sufren calamidades y desgracias en tantas guerras menores localizadas en distintos lugares del planeta de las que las sucesivas vividas en los Balcanes deberían ser una vergüenza para todos nosotros como europeos.

A pesar de ello debemos ser optimistas, pues nunca en la Historia se han dado circunstancias más favorables para evitar una conflagración a nivel mundial. Como dice ALVIN TOFFLER nunca tantos tuvieron tanto que ganar garantizando que los cambios necesarios, aunque profundos, fuesen realizados pacíficamente.

La tercera pregunta podría ser: ¿cómo sería una posible conflagración a nivel mundial?

La Primera Guerra Mundial se caracterizó por la lucha en las trincheras con gran mortandad entre los combatientes, durante la Segunda Guerra Mundial las víctimas fueron principalmente civiles debido a los terribles bombardeos de las ciudades.

¿Cómo sería una Tercera? Para LESTER THUROW las guerras del siglo XXI serán guerras económicas entre las tres grandes zonas geopolíticas del globo: Estados Unidos, Japón y Europa.

Uno de los expertos asistente a la jornada, a la que me refería al principio, manifestó que existen tres elementos que es preciso conocer para poder analizar una posible futura guerra, estos son: ¿dónde?, ¿cuándo? y cómo?. Siendo importante el conocimiento previo de todos ellos, el último es el que, según este experto, suele dar más trabajo de análisis a los especialistas.

La posibilidad de una lucha entre redes de ordenadores utilizando los virus para dañar los centros económicos y de comunicaciones del adversario no está descartada; la ciberdefensa se realizaría con antivirus, cortafuegos y otros artilugios informáticos.

Para nosotros el derecho tiene que ser en el futuro la herramienta que sirva para desactivar tanta violencia. ¿Cómo? legislando a nivel mundial y ayudando a crear un mundo más igual, más justo y en definitiva más humano.

Desgraciadamente los hechos que están ocurriendo cuando escribimos estas líneas no van por esos derroteros.

(Publicado en el número 33, mayo de 1999, de la Revista EN LÍNEA informática)